Cuando era un adolescente, la disciplina no era precisamente mi fuerte. Pero a los 16 años, decidí mejorar mi condición física y, sin imaginarlo, desencadené un viaje de transformación personal.
Comencé mi viaje haciendo solo tres flexiones de brazos cada dos días, y lo que siguió fue asombroso. Mi cuerpo y disciplina pasaron de ser débiles a fuertes como una roca. Lo más sorprendente fue cómo la disciplina que adquirí se expandió a todas las áreas de mi vida. En este artículo, te contaré cómo puedes lograr lo mismo.
Índice de contenido
¿Qué es la disciplina?
La disciplina, según el diccionario de Oxford Languages, es el “conjunto de reglas o normas cuyo cumplimiento constante conduce a un resultado específico”. Para mí, la disciplina significa tener la capacidad de realizar una tarea o actividad, ya sea que tengas ganas de hacerlo o no.
¿Cuándo somos disciplinados?
Somos disciplinados cuando cumplimos consistentemente con nuestras responsabilidades, actuamos de acuerdo con las normas y reglas establecidas, y demostramos autocontrol. Implica resistir las distracciones, tomar decisiones adecuadas y trabajar hacia nuestros objetivos. Un estudiante que asiste puntualmente a clase, hace sus tareas y estudia para los exámenes es un ejemplo de disciplina.
¿Por qué es importante la disciplina?
La disciplina es esencial porque:
- Ayuda a desarrollar el autocontrol y la responsabilidad: La disciplina nos ayuda a ser conscientes de nuestras acciones y a tomar mejores decisiones.
- Mejora la productividad: Al seguir una rutina y cumplir con nuestras responsabilidades de manera consistente, podemos lograr nuestras metas y objetivos de manera más eficiente.
- Fomenta un ambiente organizado y estructurado: La disciplina ayuda a crear un ambiente ordenado y estructurado, lo que facilita la comunicación y la colaboración entre las personas.
- Ayuda a desarrollar el carácter: La disciplina es una herramienta importante para desarrollar la fortaleza de carácter y la resiliencia en las personas.
- Mejora las relaciones interpersonales: La disciplina nos ayuda a ser puntuales y respetuosos con los demás, lo que puede mejorar nuestras relaciones interpersonales.
Disciplina es igual a libertad
La disciplina puede parecer en un primer momento como algo limitante, pero en realidad, puede llevar a una mayor libertad.
La disciplina es igual a libertad, ya que al ser disciplinados, somos libres de actuar de manera consciente y responsable. La disciplina nos ayuda a desarrollar el autocontrol y la responsabilidad. Esto nos permite tomar decisiones conscientes y actuar de acuerdo con nuestros valores y principios, lo que nos lleva a una mayor libertad personal.
Disciplina y motivación
La motivación —fuerza interna que impulsa a las personas a actuar y alcanzar sus metas— y la disciplina son una combinación poderosa para alcanzar nuestros objetivos y metas.
La motivación nos impulsa a comenzar y la disciplina nos ayuda a mantenernos enfocados y seguir adelante. Es importante encontrar un equilibrio entre ambos para lograr una meta específica.
Por ejemplo, un estudiante motivado para obtener una mejor calificación, pero que no tenga la disciplina para estudiar todos los días, probablemente no obtendrá esa mejor calificación deseada.
10 consejos para desarrollar la disciplina
Desarrollar la disciplina requerirá tiempo y esfuerzo, pero te brindaré 10 estrategias que te lo facilitarán:
- Establecer metas claras: Define lo que quieres lograr, establece metas específicas y alcanzables.
- Establecer un plan de acción: Establece un plan para alcanzar tus metas. Principalmente, prevé qué acciones tomarás cuando te veas tentado a “no hacer lo que debes”.
- Hacer un seguimiento de los progresos: Registra tu progreso y haz ajustes en tu plan de acción si es necesario.
- Crear una rutina: Establece una rutina diaria para cumplir con sus responsabilidades y obligaciones. Al tener una rutina evitas tener que hacer uso de la fuerza de voluntad.
- Eliminar las distracciones: Identifica y evita las distracciones que puedan impedirte cumplir con tus metas.
- Aprender a decir “no”: Aprende a decir “no” a las cosas que no son importantes para poder enfocarse en tus metas y objetivos.
- Practica el autocontrol: Practica el autocontrol para evitar caer en las tentaciones que pueden desviarte de tus objetivos. En el libro Autocontrol de Kelly McGonigal se sugiere meditar como uno de los mejores ejercicios para desarrollar el autocontrol.
- Busca inspiración: Busca inspiración en personas que admires por su disciplina, esto te ayudará a mantenerte motivado y enfocado. En mi caso es David Goggins.
- Establece un horario para distracciones: Define horarios específicos para ceder a las distracciones como redes sociales, televisión, ver el correo electrónico o mantener charlas superficiales.
- Recompensate: Cada vez que logras realizar tus tareas más importantes o alcanzas un objetivo, recompensate —que la recompensa no vaya en contra de tus metas y objetivos— por el esfuerzo realizado.
La importancia del porqué
La claridad de destino —tener claro a dónde queremos llegar— es esencial para tener una vida con significado, dirección y poder controlarnos cuando sea necesario.
No solo es relevante saber a dónde queremos ir —o qué queremos lograr— sino también tener claro porque deseamos lograrlo. El porqué, son los motivos, los cuales nos impulsaran a dedicar el tiempo y energía para alcanzar nuestras metas.
Recordarnos nuestras metas cada día y porque queremos lograrlas, nos facilita tomar las decisiones correctas —elegir aquello que nos acerca a ellas— cuando se pone a prueba nuestra fuerza de voluntad y autocontrol.
7 ejercicios para entrenar el músculo de la disciplina
Si quieres desarrollar la disciplina, aquí tienes 7 ejercicios que puedes comenzar a realizar:
- Establece una tarea diaria prioritaria.
- Haz la cama todas las mañanas.
- Usa un temporizador para mantener el enfoque.
- Levántate a una hora fija cada día.
- Establece un objetivo para tu consumo de agua.
- Define un objetivo de ejercicio diario.
- Practica la meditación para desarrollar el autocontrol.
Un paso más allá de lo que hacemos
Para obtener resultados diferentes debes cambiar los procesos (lo que haces) y para que los cambios sean duraderos en el tiempo, hay que modificar la identidad (lo que crees). Nuestra identidad está formada por las historias que nos contamos a nosotros mismos y las creencias que almacenamos.

Cambia lo que haces y las historias que te cuentas y estarás modificando tu identidad.
Empieza por considerarte alguien disciplinado y verás cómo tus acciones comienzan a reflejarlo.
¿Cómo se come a un elefante? Bocado a bocado
Comienza pequeño. Implementa gradualmente los consejos de este artículo y observa cómo tus hábitos y tu disciplina se fortalecen con el tiempo. Pequeñas modificaciones diarias a largo plazo generan transformaciones increíbles
Referencias
- Autocontrol de Kelly McGonigal